lunes, diciembre 15, 2025

Del FOMO al JOMO con Impro



Del FOMO al JOMO: cómo la improvisación nos devuelve el placer de estar aquí

Vivimos con la sensación constante de que algo está pasando… en otro lugar.

Alguien está viajando.
Alguien está logrando más.
Alguien está viviendo “mejor” que nosotros.

Y mientras tanto, nosotros estamos aquí, con el celular en la mano, desplazando el dedo hacia arriba, comparándonos, dudando, apurándonos. A esto la psicología moderna lo llama FOMO: Fear Of Missing Out, el miedo a quedarnos fuera.

FOMO: el miedo a no estar en todos lados

El FOMO no es solo una moda ni un término bonito. Es una respuesta emocional profundamente humana amplificada por las redes sociales. Nuestro cerebro está diseñado para buscar pertenencia y aprobación; cuando vemos vidas editadas y momentos destacados, el mensaje interno suele ser:

“Si no estoy ahí, algo importante me estoy perdiendo.”
“Si no digo que sí, me voy a quedar atrás.”
“Si no aprovecho todo, estoy desperdiciando mi vida.”

El FOMO genera ansiedad, urgencia constante e insatisfacción crónica. Nos empuja a llenar la agenda, a aceptar planes que no queremos y a vivir más pendientes de lo que podría estar pasando que de lo que realmente está pasando.

ROMO: el alivio de quedarse fuera

Después del agotamiento aparece algo menos nombrado pero muy real: ROMO, Relief Of Missing Out.

Es ese suspiro silencioso cuando cancelas un plan y piensas:

“Qué bueno que no fui.”

Es darte cuenta de que no estar en todos lados también descansa.
El ROMO no nace de la resignación, sino del alivio. De entender que tu energía es limitada y que cuidarla es un acto de amor propio.

Aquí ocurre un giro psicológico importante: empezamos a sentir tranquilidad al no participar en todo, aunque todavía quede un poco de culpa. El ROMO es un punto intermedio: ya no estás dominado por el miedo, pero aún estás aprendiendo a elegir sin explicarte.

JOMO: la alegría consciente de elegir

El JOMO (Joy Of Missing Out) va un paso más allá.

No es evitar planes.
No es aislarse.
No es desconectarse del mundo.

Es disfrutar genuinamente lo que eliges vivir, sin compararte con lo que no estás viviendo.

JOMO es quedarte en casa y sentir paz.
Es decir “no” y sentir coherencia.
Es estar presente sin revisar qué hacen los demás.

Pero este estado no se alcanza solo leyéndolo o entendiéndolo racionalmente. Se entrena. Se vive. Se encarna.

Y ahí es donde la improvisación teatral y cómica se vuelve una herramienta poderosa.


La improvisación como entrenamiento para soltar el FOMO

La improvisación no es solo subirse a un escenario. Es una práctica profunda de presencia, aceptación y confianza.

Cuando improvisas:

  • No puedes controlar el futuro
  • No puedes aferrarte a lo que “debería pasar”
  • No puedes compararte mientras juegas

Solo puedes hacer una cosa: estar aquí y ahora.

1. El “Sí, y…”: aceptar sin resistir

En improvisación aprendemos el principio del “Sí, y…”: aceptar lo que aparece y construir a partir de ello.

Psicológicamente, esto entrena al cerebro a dejar de pelear con la realidad. En lugar de pensar:

“Esto no era lo que quería”
“Allá estaría mejor”

El cuerpo aprende:

“Esto es lo que hay, y es suficiente para crear.”

Ese cambio es clave para pasar del FOMO al JOMO.

2. Improvisar enseña a soltar opciones

En una escena improvisada no todas las ideas entran. Muchas se pierden. Y no pasa nada.

Aprendes que dejar ir opciones no te quita valor.
Que no elegir algo no significa equivocarte.
Que perder posibilidades también libera.

Esta experiencia corporal reduce la ansiedad de “tener que estar en todo” y abre la puerta al ROMO… y luego al JOMO.

3. La risa como ancla al presente

La risa en la improvisación no se planea. Sucede.

Y cuando sucede, te saca de la comparación, del futuro y del juicio. Te devuelve al momento presente, donde no hay nada que falte.

Ese instante es JOMO puro.


Del miedo al alivio… y del alivio al disfrute

Pasar del FOMO al JOMO es un proceso:

  • FOMO: miedo a perderse algo
  • ROMO: alivio de no estar en todo
  • JOMO: disfrute consciente de lo que eliges

La improvisación no te promete que dejarás de perderte cosas.
Te enseña algo más valioso:

Puedes perderte eventos, planes y oportunidades…
sin perderte a ti.

Cuando juegas, fallas, ríes y creas en el presente, recuerdas que la vida no está pasando en otro lugar.

Está pasando aquí.
Ahora.
Y es suficiente.



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