lunes, agosto 08, 2016

Cuento: Ser Congruente




Se dice que una madre llevó a su hijo de seis años a casa de Gandhi. 

 Ella le dijo: - Se lo ruego, Mahatma, dígale a mi hijo que deje de comer azúcar; es diabético y arriesga su vida haciéndolo. 

A mí ya no me hace caso y ya que él lo respeta mucho a usted, yo se que escuchará lo que usted le diga. 

 Gandhi reflexionó unos momentos y le dijo:

 - Lo siento señora; ahora no puedo hacerlo. 
- Traiga a su hijo dentro de quince días. 

 Sorprendida por la petición pero considerando que él era un hombre sabio, la mujer le dio las gracias y le prometió que haría lo que le había pedido. 

Dos semanas después, volvió con su hijo. 

Ghandi miró al muchacho a los ojos y con autoridad le dijo: - Chico, deje de comer azúcar. 

A lo que el niño asintió. 

 Después de un breve silencio, agradecida, pero extrañada, la madre preguntó: 

- ¿Por qué debió de esperar y pedirme que lo trajera dos semanas después? 

- Podía haberle dicho lo mismo la primera vez que vine. 

 Gandhi respondió: 

- Es que hace dos semanas, yo también comía azúcar.

REFLEXION:

Es muy importante dar un buen mensaje a nuestros hijos o empleados, pero es mejor cuando somos congruentes con lo que decimos y hacemos.

En esta bella reflexión, Gandhi no se sentía congruente (aunque la madre del niño lo consideraba un iluminado) para poder darle ese consejo que pudiera salvar la vida al niño, pues él mismo era adicto al azúcar.

Antes de querer salvar al mundo, debemos de comenzar con nosotros, y nuestra ejemplo será tan fuerte con nuestras acciones que nuestro exterior comenzará a cambiar.

Podrás tener miedo a las consecuencias, podrás estar limitado por la carencia, pero al final de cuentas lo que equilibrará tu balanza serán tus valores, y en función de ellos podrás tomar decisiones.

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