martes, diciembre 02, 2008

No te mueras con tus muertos

Buenos dias estimados amigos y amigas!!!

En esta actualizacion quiero compartirles este hermoso pensamiento que nuevamente me llego a mi email sin saber como ni porque, pero simplemente llego.

Habla sobre la vida!!!! en verdad me doy cuenta que nos enseñan a vivir pero nunca nos enseñan a morir o a ver morir a los seres que tanto amamos, pensamos que son nuestros, que nos pertenecen, llegan la grado de ser reducidos a objetos que sin ellos no somos felices.

Que hermoso es cuando liberamos, cuesta trabajo, eso es cierto, pero no te mueras con tus muertos, mejor vive por ti mismo y por los que estan a tu lado, tus seres amados simplemente se han adelantado, nos estan preparando el terreno, seran nuestros guias de turistas cuando lleguemos a verlos, que lindo, no??
Por que hablo y escribo de esto?? pues porque mi hermano mario esta alla en el cielo, mi madre ha escrito un libro que se llama cartas y versos al cielo, que le ha ayudado de terapia y ahora ella quiere ayudar a mamas que como ella estan pasando por este proceso tan doloroso, se ha planteado un objetivo y se que lo va a conseguir que es el de dar conferencias!!!.

Este viernes 5 de Diciembre realizaremos una nueva presentacion de su libro en la cd de zacatecas, cd que nos vio crecer como jovenes a mi hermano y a mi, cd que nos trae muy buenos recuerdos a la familia, y como siempre encontramos angeles en la tierra, mi amigo de la carrera que ahora trabaja en el ITESM Alfredo de Alba nos ha conseguido que nos prestar el auditorio Minera Real para ahi hacer la presentacion a las 5pm.

Me gusta hablar de la muerte porque me siento vivo!!!!

Disfruta esta reflexion!!!

NO TE MUERAS CON TUS MUERTOS



Dedicado a mi madre que, viuda a los 22 años, no eligió la muerte, para morirse con su esposo, sino la vida, para vivir conmigo.





Me acerco a ti, hermano... con el religioso respeto con que se ingresa a un templo; con la cálida ternura con que se acaricia a un niño y con la cuidadosa delicadeza con que se cura una herida.



Me acerco a ti, hermano que estás de duelo y sufres el desgarrón de la despedida, provocado por la muerte, para entregarte estas simples palabras. Algunas te servirán de alivio y de consuelo, otras te irritarán, seguramente! , porque no dicen lo que tú sientes ahora. No te impacientes; acéptalas como indicadoras de un camino que hay que recorrer con tiempo, y no como preceptoras de un deber que ya debieras haber cumplido.



Si algo te choca hoy, déjalo, y tal vez lo leas mejor mañana. Estas palabras mías no te dirán lo mismo en los comienzos, en el medio o al final del largo camino de tu duelo. Tú tienes por delante un camino largo y doloroso, y el presentarte la meta no es para impacientarte, ni para reprocharte de no haber llegado, sino para alentarte a seguir andando.



Tú caminas por tu desierto y el sol y las arenas enardecen tu sed; Si yo te hablo de un oasis no es para culparte por no haberlo alcanzado, sino para alentar tus pasos. Tal vez concluyas tu duelo cuando estemos de acuerdo, y hayas encontrado el oasis!



Amigo: tu propia muerte te asusta, y la muerte de tus seres queridos te duele. No voy a escribir una sola palabra para superar tu miedo o suprimir tu dolor; porque no tengo esa palabra mágica. Tu verás cómo enfrentar tu propia muerte. Yo sólo quisiera compartir contigo algunas cosas simples, para que te duelas sanamente y hagas tu dolor más llevadero, ante la muerte de los tuyos. Y eso es todo.



Que te duelas, dije, sanamente, a causa de tus muertos, que te deprimas un tanto y un tiempo, pero no que no puedas vivir, que te dejes morir porque murió tu madre, tu padre o tu hermano, tu esposo o tu esposa, tu hijo o tu amigo...



Yo quisiera ayudarte, si me es posible y si tú quieres, a que sufras sanamente, para seguir viviendo; porque he visto a muchos morirse con sus muertos. Tus muertos ya murieron y en tu mente ya lo sabes. Pero tu corazón necesita tiempo para saber y aceptar que ya partieron. Por eso tu dolor resurge como nuevo, ante esa mesa familiar donde un lugar quedó vacío, en esa Navidad donde alguien falta, en ese nacimiento sin abuelo, en ese año nuevo en que se brinda y alguien ya no levanta la copa.



Así es el corazón humano: siempre vive de a poco lo que la razón sabe de golpe. Para la mente los muertos mueren una vez; para el corazón mueren muchas veces...! Tus muertos resucitarán 'para ti', cuando hayas aceptado que 'murieron para ti'; sólo los recuperas en su regreso, cuando aceptaste su partida. No es posible la alegría del reencuentro, sin sufrir el dolor de la despedida!



No te mueras con tus muertos. Llora la siembra de ayer con la esperanza puesta en cosecha de mañana! Acepta que la muerte de tus seres queridos te despierta mucha rabia, aunque sepas por qué y aunque no quieras sentirla. Tu resistencia ante la muerte te hace rebelarte, aunque no sepas del todo contra quién hacerlo... Contra Dios...? Contra tus muertos... porque te abandonaron? Contra...?



No te mueras con tus muertos. Déjalos dormir su tiempo como duerme la oruga en la crisálida, esperando la primavera para hacerse mariposa! Dios no es menos Dios, más justo o más injusto, más bueno o más malo, cuando naces que cuando mueres, o crees en Él siempre, o no crees nunca; pero una cosa es creer en Él y otra es creer en tus explicaciones.



Ante la muerte se acaban tus explicaciones! No te tortures sintiéndote culpable ante tus muertos. Los muertos no cobran deudas! Además, si hoy resucitaran, volverías a ser con ellos como fuiste! O no sabías con certeza que un día iban a morir?



No te mueras con tus muertos. Muéstrales más bien, que como el árbol podado en el invierno, lejos de morirte, retoñas vistiendo tu desnudez devolviendo frutos por heridas! Acepta la realidad y date cuenta, de que tus muertos te plantean un serio desafío: el de tener una respuesta para el sentido de tu vida. Porque mientras no sabes para qué murieron ellos, tampoco sabes para qué vives tú. O no piensas morir?



Ante tus muertos queridos tu corazón tiene mil interrogantes y tu razón, ninguna respuesta. Resolverás mejor la cosa, cuando preguntes menos y aceptes más. Las flores que regalas a tus muertos hablan de la vida y la esperanza. También en tu corazón duermen la vida y la esperanza esperando que tú las despiertes para seguir viviendo esperanzado.



No te mueras con tus muertos. Míralos marchar por su camino, hacia su meta, y aprende la lección que ellos te dejan, diciendo que tu andar de peregrino, también tiene un final, al que te acercas...! Más que con la frialdad de los mármoles, más que con suntuosos monumentos y grandilocuentes discursos, honra a tus muertos con una vida digna. Piensa qué esperas para ti cuando hayas muerto! Aprende de tus muertos una lección para la vida: es mejor amar a los tuyos mientras viven que quitarte culpas por no haberlos amado, cuando ya se fueron.



No te mueras con tus muertos. Despídelos como despides las aguas del río que van al mar, sabiendo que volverán mañana nubes, y serán lluvias sobre tu rostro! Así como los cirios encendidos se queman y derriten dando luz y calor en la despedida de tus muertos, que tu corazón no se derrita en vano, quemándose en el fuego del dolor sino que arda en las llamas del amor y en la luz de la esperanza



No te mueras con tus muertos. Vive este invierno de dolor, que te desnuda como quitándote la vida; pero, recuerda que la savia duerme para retornar y florecer en primavera! Parte del dolor que te golpea cuando despides a tus muertos, se debe a una pregunta que golpea en tu interior, Interrogando por el sentido de la vida. Si respondes de verdad, sincera y frontalmente gracias a la muerte de tus muertos tú vivirás más plena y auténticamente.



Sabes que cuando lloras a tus muertos, lloras por ti y no por ellos? Lloras porque los perdiste, porque no los tienes a tu lado. Porque, si todo concluye con la muerte, tus muertos ya no están, ni siquiera para sufrir por haber muerto y, si la vida continúa, más allá de la muerte, por qué apenarte por tus muertos? Cuando hayas terminado de aceptar que tus muertos se murieron, dejarás de llorarlos y los recuperarás en el recuerdo para que te sigan acompañando con la alegría de todo lo vivido.



No te mueras con tus muertos. Recuerda que donde ardió el fuego del amor y de la vida, debajo de las cenizas muertas, quedan las brasas esperando el soplo para hacerse llamas! Si dices que, sin tus muertos, tú no puedes seguir viviendo, no digas que es porque los amabas tanto, sino por cuánto los necesitabas, (y no es lo mismo amar que necesitar).



Si lo aceptas así, tal vez descubras, para tu crecimiento, que tu vida consiste en ser tu vida y no en la de los otros! No frenes tus lágrimas cuando llegan, ni fuerces el llanto cuando se alejan. No dejes de llorar porque alguien lo reprueba, ni te obligues a llorar porque si no: qué dirán los otros? Respeta tu dolor y tu manera de expresarlo.



No te mueras con tus muertos. Déjalos partir, como parten las golondrinas en otoño, para anidar en otros climas, volver más numerosas y crecidas, en otra primavera! Las lágrimas que ocultas, el dolor que escondes y la protesta que callas, no desaparecen: quedan al acecho del momento en el que puedan estallar y es mejor que lo vivas todo a su tiempo y en su hora.



Es común que las personas guarden buena cantidad de culpas para reprocharse ante sus muertos. No lo hagas contigo! Tus muertos no ganan nada con tus insomnios de remordimientos. Amalos ahora, recuérdalos con amor y, quizás, sí ganen algo...!



Tú y yo solo vemos una cara de la muerte, la del otro lado se nos escapa. Si desde el seno de tu madre hubieras visto nacer un hermano, creo que lo hubieras llorado como muerto, hasta nacer tú y reencontrarlo. Qué sentirías si miraras la muerte como otro nacimiento.. .?



No te mueras con tus muertos. Déjalos que vayan como esta semilla que se lleva el viento, no por capricho de llevarla, sino para sembrarla en algún lado, aunque tú no sepas dónde! No te castigues, encaprichada y resentidamente, prohibiéndote gozar de la vida porque perdiste un ser querido. Tu tristeza te destruye a ti, sin beneficiar a tus muertos.



Y, cuando ellos partieron, no se llevaron contigo tu derecho a gozar de la alegría de la vida. Tus muertos tenían sus falencias; no sigas culpándolos por tantas cosas... Los muertos no pagan deudas! Perdónalos, Si es necesario hacerlo, dejándolos en paz a ellos y liberándote tú para vivir tu vida!



Tus muertos no están en el cementerio. Nunca estuvieron ahí, salvo cuando estaban vivos. Me preguntas dónde están? Y no puedo responder por ti. Yo sé dónde están 'para mí' los míos; pregúntate tú a ti mismo dónde crees que están 'para ti' los tuyos. El cementerio es como un surco donde se arrojan las semillas. Ningún sembrador vuelve a remover la tierra para buscar las semillas ya sembradas; regresa al campo a la hora de cosechar espigas.



No te mueras con tus muertos. Diles tu adiós esperanzado, como despides el sol en el ocaso, la luna y las estrellas en la aurora, sabiendo que a su turno ya su hora, todos volverán hacia tu encuentro. Estos días de dolor profundo, grises de tristeza, de soledad y de silencio, son como el tiempo del invierno para las plantas, pero confía en la vida, que es siempre más fuerte que la muerte para que retoñe su alegría y florezcan tus ganas de vivir.



No te rebeles frente a la alegría ajena. No pretendas que todos se mueran con tus muertos; que cada uno lleva su peso con llorar los suyos y es mejor para ti que te contagien su alegría y sus ganas de vivir, y no se hundan contigo en el pozo de tu pena.



No te mueras con tus muertos. Llévalos vivos en tu amor y vive con ellos en tus recuerdos! Sería triste y penoso que tú te dejaras morir y ellos siguieran viviendo...! Mientras esperas que tus muertos regresen como si no hubieran muerto, les impides volver de otra manera, a ocupar un lugar en tu corazón y en tu recuerdo. Es una ley de la vida: no se goza el despertar de la aurora sin pasar por la muerte del ocaso.



Tus muertos se van por una puerta, que tú no puedes trasponer, ahora! porque se cerró tras ellos. No los esperes ahí...! Despídelos, para que puedas correr y espéralos llegar por otra puerta, al final de tu duelo! Si buscas un camino para reencontrarte con tus muertos, no lo busques, llorando, en tu pasado; búscalo, más bien, esperanzado, andando tu camino, hacia el futuro.



Deja de culparte! Que si le hubiera dicho... Que si le hubiera hecho... Que si hubiera sabido... Que sI... Todas torturas, inútiles para ellos y crueles para contigo! Además, 'si hubiera sido así', 'si hubieras hecho eso...' hoy te reprocharías no haber hecho lo contrario. Acepta la muerte, y punto!



Me acerco a ti, hermano, para confiarte con amor lo que pienso para mi mismo. Acepta que ante la muerte, quedas desconcertado como un niño. Enciende la lámpara de la esperanza y alégrate como un niño. Que las flores que te acompañaron en el doIor; te ayuden a recuperar tu alegría y tu esperanza. Deja que los vientos del dolor, saquen de tu corazón las aguas de tus lágrimas.



Aprende a mirar la muerte como otro nacimiento, para otra etapa de la vida. El cementerio no es un desierto sin vida. es un campo sembrado con esperanzas. Así como te alegra la belleza de las flores deja que la alegría de los otros te alivie tus penas. No te ates con el dolor a tu pasado. Camina con la luz de la esperanza hada el futuro... Hasta el final!



Como el árbol, hunde tus raíces en la tierra de tu dolor, para levantar hacia el cielo las ramas de tu esperanza. La luz de la fe puede alumbrar tu camino para que veas más allá de la muerte. Detrás de la nube, que te oculta el sol, los rayos te dicen que el sol no ha muerto. Detrás del dolor de la despedida, la luz de la esperanza te dice que tus muertos viven.



Creo en Ti, Dios del Amor y de la Vida, porque necesito que la muerte tenga alguna explicación y algún sentido, y quiero pensar que tú lo sabes, aunque yo lo ignore y espero que mis muertos vivan, aunque yo no sepa cómo ni dónde!



Cuando una flor se muere, nace una semilla. Cuando una semilla muere, nace una planta y la vida sigue su camino, más fuerte que la muerte!





René Juan Trossero, escrito y sicólogo argentino

1 comentario:

Anónimo dijo...

No te mueras con tus muertos es una valiosa sugerencia, dado que al no poder hablar de la muerte "De eso no se habla" la culpa hacía estragos. He conocido infinitos casos que pasaron por la imposibilidad de volver a disfrutar luego que un ser querido había muerto, era su manera de demostrarle fidelidad.
Por suerte hoy si bien todavía no hablamos de escuelas para el aprendizaje del morir, sí ya sabemos que el homenjae más profundo al que partió consiste en honrarlo con seguir disfrutando de la vida, que todavía tenemos, Hay un tiempo eterno para volvernos a encontrar en la trama del amor Universal
Elia Toppelberg